Capítulo240
Pero Inés es una persona fácil de tratar, nunca compartía preocupaciones y solo compartía buenas
noticias. Si quería ayudarla, ni siquiera sabía por dónde empezar.
-inés, ¿has vuelto a la Ciudad de México? -preguntó Clara con una sonrisa.
-Sí, Clara, ya estoy en la escuela.
Inés respondió con un poco tímida, y preguntó, -Eh… ¿estás ocupada hoy? ¿Tienes planes para
esta noche?
-¿Quieres quedar conmigo? -Clara adivinó directamente lo que tenía en mente.
-Sí.
Inés asintió emocionada: -Desde que volviste a casa, no hemos tenido la oportunidad de reunirnos.
Si tienes tiempo esta noche, ¿te gustaría que te invite a cenar?
-¿Solo cenar? ¿No vamos a tomar un chupito? -Clara levantó una ceja.
-También vamos a tomar un chupito. Luego, ¿qué tal si cantamos? Hace mucho que no cantamos
juntas y no sé si has perdido tu habilidad–bromeó Inés traviesamente.
—¡Jajaja! Yo soy naturalmente una diva del canto, incluso Cheon Seo–Jin de Penthouse se rendiría
ante mí
Clara dijo aclarando su voz: -¡te mostraré mi talento!
Mientras tanto, en la sede del grupo Hernández, la reunión de alto nivel acababa de terminar y
Enrique emitió tres órdenes importantes:
Primero, eliminar rápidamente el impacto negativo causado por los Celia en la empresa, controlar
la opinión pública y recuperar la imagen del grupo Hernández para evitar una caída repentina en
el precio de las acciones.
Segundo, destituir a Zeus de todos los cargos dentro de la empresa y llevar a cabo una
investigación completa de todas las personas relacionadas.
Tercero, posponer el nombramiento de Ema como vicepresidenta del directorio. Esperar hasta que
se aclare completamente el caso antes de hacer arreglos.
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Después de la reunión, los ejecutivos de la empresa se marcharon suspirando bajo una gran presión por cumplir a cabalidad todas esas órdenes.
-Alex, quédate. Quiero hablar contigo–Enrique llamó fríamente a su hijo mientras ya se dirigía
hacia la puerta.
Alejandro, que ya estaba cerca de la puerta, se detuvo y se volvió sin mostrar emoción, sentándose
con gracia.
Padre e hijo se sentaron en un extremo de la mesa de conferencias, creando una atmósfera tensa.
-¿Cómo planeas manejar el incidente de hoy como gerente?“–Enrique tosió ligeramente,
preguntando con frialdad.
-Tratándolo como un asunto de negocios.
Alejandro bajó los párpados sin mostrar emoción, y su tono era fresco y claro, -Ema ya está siendo
interrogada en la sala de investigación de la fiscalía. Lo único que puede hacer ahora es confesar
todo lo que sabe y cooperar activamente con la investigación. Aparte de eso, no hay nada más que
pueda hacer.
–Haré todo lo posible para manejar el asunto de Ema–Enrique sintió opresión en el pecho y un
fuego ardía en su garganta, lo que le hizo perder la voz.
-¿Crees que puedes hacerlo?
Alejandro parecía tan serio como el agua, sus ojos oscuros eran impenetrables: -Ya he averiguado
que el fiscal que está a cargo del caso de Zeus es Javier.
-Javier Pérez?
-Es el segundo hijo de Julio y el hermano de Clara
Enrique sintió un escalofrío y sus pupilas se contrajeron con fuerza.
-Desde el principio, Clara ha planificado cada paso futuro. Naturalmente, también es gracias a
Ema y Zeus, quienes les entregaron la oportunidad.
A estas alturas, como presidente de la junta directiva, deberías tener una visión más amplia.
Ahora, lo más importante es que cómo maneja el mercado de valores que seguramente caerá
pronto.
Alejandro ya no quería discutir más sobre Ema. Movió su figura elegante y quería terminar la
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-Un momento.
Enrique se inclinó hacia adelante repentinamente, su mirada ardiente, “Recuerdo que tenías una estrecha relación con el Dr. Fred de Alemania. Si en este momento grupo Hernández puede
contratar al Dr. Fred como asesor técnico de nuestra división de biotecnología, obteniendo su apoyo en patentes, sería una gran ventaja. Definitivamente podríamos salvar las acciones.
Inmediatamente ponte en contacto con Fred y trata de llevarlo a aquí esta semana para discutir
una cooperación en detalle.
Alejandro frunció el ceño ligeramente, respondiendo con calma: -De acuerdo.
Enrique sintió un alivio, al menos su hijo estaba dispuesto a actuar para ayudar.
-Pero tengo una condición.
-¿Qué condición?
-Quiero convertirme en el vicepresidente del directorio del grupo Hernández–dijo Alejandro,
entrecerrando sus ojos con una sonrisa ambigua.
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