Capítulo266
Una semana después, Ema finalmente salió de la fiscalia, desaliñada y con una apariencia lamentable. Sin los lujosos productos de maquillaje con los que siempre se ataviaba, su rostro tenía un aspecto oscuro y marchito, como si hubiera envejecido diez años de repente, con algunas canas que asomaban en su cabello.
Evitando a los periodistas que se agolpaban al frente, no se atrevió a regresar a casa en ese estado lamentable, temerosa de que Enrique la viera y su cuidada imagen se derrumbara. Así que, en cambio, Leona la acompañó a un centro comercial para darse un spa, ponerse ropa nueva, quitarse las canas y maquillarse para lucir mejor antes de salir a enfrentar a la gente.
-No vamos a casa por ahora, vamos a ver a Beatriz–dijo Ema mientras arreglaba su cabello frente al espejo, su mirada era sombría, -después de todo, ella es mi sobrina, no puedo simplemente ignorarla cuando ha puesto en juego su vida. Debo mostrar mi actitud compasiva, amable y
bondadosa frente a tu padre.
-¡Mamá! ¡Beatriz realmente llegó al extremo de intentar suicidarse!– Aunque Leona no tenía buenos sentimientos hacia Beatriz, aún recordaba vívidamente la sangrienta escena del baño y sintió un escalofrío, -¿En verdad Alejandro se preocupará por ella? Si nadie la hubiera encontrado a tiempo, podría haber muerto. ¡De veras ella fue bien despiadada consigo misma!
-¿Cómo podría no ser descubierta a tiempo? Todo eso estaba planeado–Ema recogió el espejo y
levantó una ceja burlonamente.
Leona se quedó atónita por un momento y de repente se dio cuenta de algo, susurrando, -¿Mamá? ¿
No me digas que sabías esto desde el principio?
Ema puso un dedo en sus labios, indicándole que se callara. Hacer que Beatriz forzara a Alejandro
con el extremo método del suicidio fue su idea. En el pasado, Ema había utilizado esta misma
carta para despertar la simpatía y el deseo de protegerla de Enrique, lo que finalmente la llevó a
entrar triunfalmente a la familia Hernández.
Además, Alejandro también había sido atormentado por la depresión y fue Beatriz quien lo ayudó
a superar esa sombra. Al hacerlo revivir esas pesadillas, él recordaría una y otra vez lo buena que
era Beatriz. Aunque el riesgo era alto, las recompensas también lo eran.
-Aunque Beatriz distaba mucho de ser una buena opción para él, no permitiría que Alejandro y Clara tengan la posibilidad de reconciliarse nuevamente–dijo Ema, recordando los días difíciles que había pasado en la fiscalía. Su odio hacia Clara era inmenso, Clara, cómo te atreves a
-Pérez puede ser poderoso en Valencia, pero la Ciudad de México sigue siendo el territorio de los Hernández. Tendremos muchas oportunidades de arreglar las cuentas con esa perra–dijo Leona,
furiosa y determinada a vengarse.
A! ilegar a la puerta de la habitación del hospital y enterarse de que Enrique y Alejandro estaban allí, Ema cambió rápidamente a una apariencia de buena esposa y madre, entro lloriqueando.
-Beatriz, ¿cómo puedes pensar en algo tan insensato? ¡No hagas este tipo de tonterías!– Ema abrazó a Beatriz delante de ambas familias, llorando sin respiro alguno, ¡Las mujeres como
nosotras tienen una vida tan difícil! Llena de conspiraciones y abusos. Si esto continúa así, de
verdad que no podría seguir viviendo.
-Vamos, por favor, no te pongas así- Beatriz también se mostró sumisa y llorosa, con lágrimas en
los ojos.
Ana también lloraba al lado de ellas.
Alejandro observaba en silencio, sin mostrar ninguna emoción.
Beatriz lo miró de reojo, la indiferencia en el rostro de ese hombre la llenó de pánico.
Antes, siempre que ella lloraba, él séria el primero en consolarla y acompañarla.
Esas muestras de ternura ahora habían desaparecido por completo.
El cariño que antes le pertenecía solo a ella, se estaba ya gradualmente desvaneciendo, y esto, ¡era
todo culpa de Clara!
Las tres mujeres lloraban juntas, mientras Enrique fruncía el ceño profundamente.
-Ema, Alejandro, acérquense, tengo algo que decirles.
Minutos después, en la sala de reuniones.
-¡Enrique!